Eran las 12:30PM del sábado 13 de febrero de 1999 cuando Abdullah Arellano inauguró el escenario de lo que fue el más polémico de los acontecimientos culturales de la historia del Ecuador: un Festival de 4 días de Rock dentro del cráter del Volcán Pululahua, a 5 kilómetros de la línea que divide al Planeta Tierra en Hemisferio Norte y Hemisferio Sur. Fueron los primeros sonidos - efectos ambientales, místicos - los que nos hicieron mirar alrededor y despertar a la realidad: ahí, rodeados por paredes de roca volcánica cubiertas de vegetación sub-tropical, en medio de esa neblina que siempre oculta al cráter de la vista aérea y con el aire mojado por la tenue llovizna, estaba pasando: histórico para Ecuador, histórico para Latinoamérica e histórico para el Hombre: el primer Festival dentro del cráter de un volcán.

Estaba pasando: 386 músicos de todas partes, un equipo de producción de más de 600 personas, un regimiento de la Policía Nacional, un escuadrón del Ejército ecuatoriano, la Cruz Roja, la Defensa Civil, las Brigadas Verdes, el 911, prensa de todas partes y los comunos del lugar, éramos todos testigos. Los de Guinness tendrían que anotarlo.

El común denominador: las mezclas. Hippies, punks y yuppies. Mochileros y comunos. Rebeldes y autoridades. Hi-tech y Madre Tierra. Rock-eco-ventura o Eco-camping-bailable? El hecho es que todos se olvidaron de las identidades. En el camerino general (una gran carpa), músicos "famosos" y "desconocidos" eran un solo grupo con los de prensa, los de producción y los inevitables colados. En el camping, italianos, ingleses y ecuatorianos hablaban el mismo idioma. En el comedor, policías y rockeros tomaban el mismo café. La estrella no era ninguno de ellos: el espíritu del Jefe Inca que algún día gobernó en ese volcán seguía reclamando su protagonismo. Todos obedecimos.

La mística del volcán puso la escenografía para que 48 bandas hagan lo suyo. Aterciopelados, Babasónicos, La Ley, Pedro Aznar, etc. fueron también público, viendo desde el escenario el show de la niebla al pasar. Más tarde, pasada la media noche, bajo estrellas que solo se ven desde el Pululahua y al calor de la fogata, los del camping hacían su propio concierto: era la remembranza de lo que fue ese día y la expectativa de lo que sería el día siguiente. Luego, los "Foros" al calor de algún aguardiente: "¿Qué es y qué no es el Rock?", "¿Existe el Pie Grande del Pululahua?", "¿Fue eso una estrella fugaz o un OVNI?".

Lo cierto es que fuimos todos huéspedes del mejor anfitrión de la magia y la mística. "La docilidad de un volcán extinto es solo geofísica", nos hizo recordar el Pululahua, mientras con su casi arrogante despliegue de poder embestía nuestro espíritu. Nadie puso resistencia al ataque. Pocos salieron intactos.

El Festival "Pululahua, Rock desde el Volcán" fue el Primer Festival realizado en el interior del cráter de un volcán en la historia del Hombre.

Se desarrolló del 13 y al 16 de febrero de 1999, durante 12 horas diarias, en el volcán Pululahua cerca de la ciudad de Quito, Ecuador, con la participación de 48 artistas y bandas de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

La Ciudad entregó a los artistas una estatuilla bautizada como "Piedra Pululahua", nombrándolos Padrinos Espirituales del nacimiento de la tradición "Rock desde el Volcán": un compromiso in situ de promover la conciencia universal de nuestra relación con el Medio Ambiente y la riqueza ecológica del Volcán Pululahua y del Ecuador.

El Festival se realizó dentro de los más estrictos parámetros ambientales. La Reserva Geobotánica Pululahua que rodea al Cráter es un muy frágil ecosistema, por lo cual el potencial impacto ambiental que este evento podía tener sobre la Reserva fue desde un inicio la preocupación principal de la Dirección del Festival, del Ministerio de Medio Ambiente, de la Dirección de Medio Ambiente del Municipio de Quito, del INEFAN y de las varias Fundaciones Ecológicas del país.

La Dirección del Festival contrató el desarrollo de un Estudio de Impacto Ambiental como base para la producción y programación de "Pululahua, Rock desde el Volcán '99". Este estudio, desarrollado por el Ingeniero Ambiental Francisco De la Torre, tomó en cuenta las siguientes como potenciales fuentes de impacto en la flora, fauna, calidad de aire y agua de la Reserva Geobotánica:

• Nivel de Ruido
• Comportamiento del Público
• Generación de desechos orgánicos
• Generación de residuos sólidos y líquidos
• Abastecimientos para servicios al público
• Emisión de gases por vehículos de transporte
• Implementación de infraestructura técnica y de servicios
• Implementación de sistema de seguridad y prevención de contingencias

En base a este estudio se desarrolló un Reglamento Verde que tuvo que ser acatado por productores, personal técnico y de apoyo, artistas, proveedores de servicios y, obviamente, público asistente. Para productores, personal de apoyo y técnico y proveedores el Reglamento implicaría horarios de tráfico en los caminos, utilización restringida de energía eléctrica y agua potable, selección de materiales a utilizarse, etc. En su sección referente al comportamiento del público, el Reglamento Verde dictaba las siguientes - más simples - pautas:

1. No ingresar a la zona de la Reserva Geobotánica sin un guía autorizado.
2. No botar basura fuera de los recipientes de recolección.
3. No eliminar desechos orgánicos fuera de los servicios higiénicos instalados.
4. No perseguir ni capturar animales silvestres.
5. No arrancar ni cortar plantas.
6. No introducir a la zona especie animal alguna.
7. No realizar actividades que puedan alterar el paisaje de la zona (destruir de rocas, pintar graffitis, etc.).

El Festival "Pululahua, Rock desde el Volcán" no registró absolutamente ningún impacto negativo en la Reserva Geobotánica del Pululahua, inclusive a criterio de ecologistas, al contrario, fue un evento que dejó muchos beneficios a la comunidad del Volcán.

El Festival se desarrolló sobre un terreno privado de 3.5 hectáreas sobre el cual se instaló, además de toda la infraestructura técnica, 15 stands de comidas, 120 baterías sanitarias, un sistema de recolección de basura, un sistema de agua potable, una base de seguridad y comunicaciones, una unidad operativa de atención médica y emergencias y el área de camping. Para llegar a este terreno en el interior del cráter existieron solamente dos accesos: un camino de automóviles que fue utilizado exclusivamente por productores, artistas, suministros y vehículos de emergencia; y un sendero peatonal de 1.5 kms. que sería el único acceso para el público. Ambos caminos tuvieron que ser habilitados y reparados por la Organización del Festival.

Era importante mantener la continuidad del Festival. La Dirección del Festival decidió montar 2 escenarios gemelos y con sistemas de audio, iluminación y back line totalmente independientes. Mientras en un escenario actuaba una de las bandas, en el otro estaba la siguiente banda haciendo su line check. Para lograr este montaje se utilizó 3 compañías de sonido - Macrosonido, Ecosonido y Megasonido - y todo el equipo de Prisma Iluminación, armados según el esquema diseñado por el australiano Christopher Pyne.